Casi esquina con la calle Serrano de Madrid. Prácticamente donde comienza la calle de moda de la capital Española, se encuentra Club Matador. Jorge Juan. En un primero. Ahí se encuentra uno de los Clubes más selectos del país: MATADOR. No te digo el número porque no podrás acceder si no eres socio o te invitan. Es lo de menos.
El que escribe estas líneas es socio, y ha querido, de manera desinteresada, compartir con EDDK Magazine lo que supone ser socio de este lugar.
La primera vez fui invitado por un gran amigo, socio fundador del Club. Desde que pones un pie dentro del Club eres consciente que te encuentras en un sitio especial. Sabes que alguien te ha llevado hasta allí y de algún modo ya percibes un sentimiento de cierto privilegio.
Comimos en uno de los salones privados que alberga el espacio y degustamos sus innumerables manjares culinarios. Éramos más de diez aquel día, invitados por el anfitrión, todos quedamos prendados de aquél lugar. El que más y el que menos había viajado en varias ocasiones a gestionar sus compañías en California y en sus experiencias formativas asoman los Harvard, MIT…
Sin excepción, todos agradecimos aquél día haber disfrutado de ese espacio durante un par de horas. Nos sentimos especiales.
Durante días no pude parar de pensar en aquel lugar. Ahora sé que le ha pasado lo mismo a personas que yo he llevado al Club.
Me quedé prendado de aquél sitio tan enigmático. Donde, no me cabía duda, cada día habría experiencias únicas. O al menos, experiencias que por concepto, estarían al alcance de muy pocos. Y esa sensación de querer saber cuánto de profundo era ese enigma me llevó a llamar a mi amigo, el socio fundador que nos invitó.
Le llamé porque quería saber más. La llamada duraría no más de diez minutos y, a los cinco, supe que quería pertenecer a ese Club.
El proceso no es sencillo. Es riguroso, es exhaustivo y es, como no podía ser de otra forma, exigente.
Club Matador no es un lugar donde accedes por el dinero que tienes en tu cuenta corriente. El acceso es prescriptivo y es otro socio el que debe decidir si recomendarte es producente para el Club o no.
Qué vas a aportar tú al Club es una cuestión que debes plantearte cuando estás a las puertas de entrar. Y si no encuentras una respuesta, es que probablemente aún no es el momento de que pertenezcas al mismo.
Club Matador es un espacio para el arte y la música, es un lugar para compartir, para charlar, para las personas. Por eso está prohibido el uso de teléfono móvil. No es un sitio para trabajar. Es un lugar para degustar una cena o una comida con amigos, con otros socios. Para cerrar la semana tomando un cóctel al ritmo de un concierto de Jazz en directo.
Probablemente en algún momento te hayas planteado, o leyendo este post te lo estés planteando, buscar información del Club y con toda seguridad te parecerá escasa la información que encuentres. El marketing es interno y la comunicación también. Cuando eres socio disfrutas de manera diaria de toda la agenda que el Club prepara exhaustivamente para sus socios. Probablemente ahí radique parte de su éxito: discreción.
Club Matador se tiene que vivir, es difícil explicar. Si tienes la oportunidad de que algún día un socio te invite a conocerlo no digas no, quizá, nunca puedas conocerlo.